«La lengua española, que no se menciona mucho en Europa cuando se discute sobre el euro, es un activo fantástico en Estados Unidos, Centroamérica, Latinoamérica y todo el mundo», afirma Barbara Probst Solomon, al defender España en la actual la situación económica, animando a los españoles a no dejar que la crisis les humille ni obligue a entonar un mea culpa.
A su juicio, es «imposible», por ejemplo, ganar unas elecciones en Estados Unidos sin la lengua española. Y resalta que el alcalde de San Antonio (Texas), Julián Castro, del que se habla como un posible futuro presidente de Estados Unidos, ha sido el primer hispano que ha pronunciado el discurso central en la convención demócrata, precisamente el mismo lugar en el que el actual presidente estadounidense, Barack Obama, comenzó hace ocho años su trayectoria hacia la Casa Blanca.
«El bienestar de los países no se traduce automáticamente en una lista de sus mejores valores», explica esta periodista y escritora estadounidense en un artículo en El País, publicado a finales de octubre, en el que insiste en que «el poder de la lengua hablada se multiplica». Así, valora que dos grandes constructoras españolas (Dragados y Judlau) hayan obtenido un jugoso contrato en Nueva York para reconstruir el sistema de transportes de la ciudad.