Hacer ejercicio, llevar una buena alimentación, aprender siempre, mantener la calma, dormir lo suficiente, reír y aprovechar la experiencia son siete claves que deberían tener en cuenta las personas para intentar mantener un cerebro joven, según propone el divulgador William Speed. Y como complemento para lubricar la red neuronal, los investigadores proponen seguir jugando todo el tiempo, puesto que el juego es el protector número uno de las facultades mentales.
Así, la terapeuta Amber Hensley aconseja incorporar a la rutina diaria los juegos de mesa, como el ajedrez, las damas, el dominó o las cartas; los rompecabezas, los mecanos u otros juegos de construcción, y crucigramas, sudokus u otros pasatiempos. Aprender otro idioma o tocar un instrumento, así como, por supuesto, leer y escribir, son otras actividades que ralentizan el envejecimiento cerebral, siempre aderezado con una actitud optimista.
Como ejemplo del resultado de mantener la mente activa, El consultor educativo inglés Tony Buzan pone en su libro Tu cerebro más joven a la monjas del Convento de Nuestra Señora, en Mankato, Minnesota, Estados Unidos. Estas monjas de más de 90 años e, incluso, algunas centenarias, tienen una asombrosa agilidad mental, menores índices de demencia senil y otras enfermedades mentales propias de la edad.
Según investigó el profesor de Neurología de la Universidad de Kentucky, en Estados Unidos, David Snowdon, es gracias a sus actividades para mantener la mente ocupada: participar en concursos, realizar pasatiempos, intervenir en debates, escribir, dirigir seminarios e impartir clases. Este experto explica que el estímulo diario revitaliza los conectores del cerebro, que tienden a atrofiarse con la edad, haciendo que se ramifiquen y creen nuevos vínculos.
A ello, el sociólogo canadiense Malcolm Gladwell añade en su libro Fueras de serie la regla de las 10.000 horas, que es, a su juicio, el tiempo necesario que se debe dedicar a una misma actividad para alcanzar la maestría y una norma que entiende que se puede aplicar al rendimiento del cerebro. Con ello, asegura que se ayuda a aumentar la memoria automática, la que nos permite hacer cosas sin pensar.