Por Ramón Presmanes
Un hecho en principio sorprendente, solo en principio, es el comportamiento del hombre individualmente o en grupo.
Este hecho, que si no se reflexiona puede parecer intrascendente, puede tener, y tiene, en determinados casos una importancia excepcional.
Tiene naturalmente matices, sobre todo en función del grupo de que se trate. La influencia depende de varios factores pero de una manera clara y desmoralizadora lo es del número, con carácter creciente, de tal manera que en números suficientemente grandes el individuo prácticamente desaparece, aunque por supuesto él no lo crea así.
De ahí que el análisis que se haga como grupo deberá ser específico e independiente y en consecuencia el tratamiento de éste y lógicamente los fines y objetivos que se persigan deberán ser estudiados, tratados y desarrollados, según sistemas propios, independientes de los del individuo.
Cada vez se acentúa más y los ejemplos y casos concretos nos abruman y ¿desmoralizan?
Si nos vamos a la política, encontramos especialmente todos esos casos y si fuésemos capaces, podríamos sacar unas consecuencias prácticas realmente útiles y clarificadoras, sobre todo para aquellas personas que nos gobiernan, y para los de aquellos que, de alguna manera, las comentáis, periodistas principalmente.