Autor: José Antonio Escudero
Por María Jesús Díaz
El lector que se encuentra con este libro debe saber que tiene entre sus manos un arduo trabajo que a lo largo de tres años ha sido objeto de minucioso estudio por parte de 74 coautores, que han escrito sobre 1.477 páginas una magnífica síntesis de la presencia de la Iglesia en España desde los orígenes hasta nuestros días. Está editado por la prestigiosa Fundación Rafael del Pino.
Dirigido por el profesor José Antonio Escudero, académico de número de las Reales Academias de la Historia y Jurisprudencia y Legislación, “La Iglesia en la historia de España” se trata de una historia de la Iglesia, pero también de un estudio sobre la Iglesia española de nuestro tiempo y de sus principales retos y problemas. El libro equilibra las dimensiones histórica, jurídica y teológica y asegura el pluralismo, ya que cuenta entre sus colaboradores con laicos, sacerdotes seculares, personas pertenecientes a cuatro reconocidas universidades. Una obra plural que busca reajustar la historia de España, tan manipulada, porque la historia de España y la Iglesia son dos realidades entreveradas, de tal manera que no se pueden explicar la una sin la otra.
Esta visión global de la presencia del catolicismo en España está estructurada en seis partes:
Las cinco primeras se refieren a las épocas romana y visigoda, la medieval de los reinos cristianos y el Islam, la España de los Austrias proyectada en Europa y América, el siglo de la Ilustración y principios del siglo XX.
La sexta parte, de mayor extensión, nos muestra la Iglesia de los siglos XX y XXI, y finalmente el epílogo donde se incluyen unas reflexiones sobre el pasado, y el presente, terminando con una prospección hacia el futuro.
El cristianismo apareció en la Península Ibérica en el siglo III, cuando la presencia de un apóstol (Pablo) puede considerarse como una probabilidad documentada. El cristianismo hispano estuvo unido a tres puntos geográficos muy concretos: Santiago de Compostela, Tarragona y Granada. En la etapa visigoda, las instituciones y los grandes pensadores religiosos influyen en la comunidad política, a la que inyectan contenido moral, de manera que los Concilios de Toledo aparecen como suprema instancia legitimadora de quienes por la fuerza habían ocupado el trono. (rex eris si recte facies) . La Iglesia en la España Medieval se abre a principios del s. VIII, con la derrota visigoda y la invasión musulmana. La entrada de la tercera gran religión monoteísta, el papel de los conversos y de los falsos conversos, y la convivencia entre judíos, moros y cristianos marcan esta etapa.
La España cristiana se estudia con la presencia de la Iglesia en la Alta Edad Media (con el hito del Concilio de Coyanza -1055- que promovió el restablecimiento de la disciplina eclesiástica visigoda) y en la Baja Edad Media, con la reforma gregoriana y la introducción del rito romano; trascendental importancia cobra la formación del régimen social eclesiástico, con legiones de fieles que, a través de los siglos, ceden sus posesiones a monasterios e iglesias confiando así asegurar la salvación de su alma, y la “elección de sepultura”. Esta parte incluye también un estudio de las peregrinaciones a Santiago, y otro sobre la Iglesia y la cultura –el papel de la Iglesia en la creación de las futuras universidades-.
La tercera parte comprende los reinados de los Reyes Católicos y de los Austrias. Arranca con un análisis de las reformas llevadas a cabo en el clero secular y regular a finales del s. XV. En 1478 se expulsa a los judíos en cuanto tales, y en 1608 a los moriscos. Y en cuanto a los falsos conversos fue establecida en 1478 la Inquisición. Se tratan también la Compañía de Jesús y la reforma del Carmelo, pero el big bang del cristianismo europeo en el s.XVI fue sin duda la reforma luterana, y como contrapartida la Contrarreforma, y el Concilio de Trento, trascendental en la determinación de dogmas y en la reforma eclesiástica.
La monarquía católica acuña un regalismo, el de los Austrias, con su correspondiente “pase” regio, por el que el monarca supervisa bulas y textos del papa, consolidándose figuras como el Inquisidor General o el confesor del rey.
Otro hito lo constituye el descubrimiento de América, donde se refleja la actitud de la Iglesia española ante la conquista y colonización, y cómo el Estado gestionó a distancia los asuntos religiosos.
La España de la Ilustración (s. XVIII) se aborda en la cuarta parte del libro. En ella podemos ver cómo la Iglesia actúa en la guerra de sucesión (que dividió a los españoles en austriacistas y borbónicos) y que hizo que el nuncio, partidario del archiduque Carlos, fuera expulsado por Felipe V en 1709. A esto le seguirá un implacable y nuevo regalismo, el borbónico, más laicista y secularizado sobre todo desde Carlos III. Con este rey los jesuitas fueron expulsados en 1767. En esta España del s XVIII se estudia la aportación de la Iglesia a la nueva cultura ilustrada, y podemos ver también cómo la Inquisición se convierte en tribunal de censura de libros que intenta contener la propaganda de la Revolución Francesa.
La abolición de la Inquisición llega en el s XIX, con las Cortes de Cádiz (estamos en la quinta parte del libro), así como la desamortización de Mendizábal y la exclaustración del clero regular. Ambos hitos fueron las principales reformas que afectaron a la Iglesia española y a las relaciones Iglesia-Estado en esta etapa, que también es testigo del nacimiento de la doctrina social de la Iglesia ante los nuevos problemas sociales del proletariado industrial, y los ideológicos de una masonería que se despliega sin trabas a partir de la Constitución de 1868.
La sexta parte del libro arranca con la Iglesia en la España contemporánea, con el reinado de Alfonso XIII, continúa por la Segunda República y la Guerra Civil.
Se produce una nueva disolución de la Compañía de Jesús, y se promulga en 1933 la Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas. Esta etapa se caracteriza por una persecución religiosa sin precedentes. Declarada la Guerra Civil, se presta atención especial a un texto singular, “la carta colectiva del episcopado español”, de 1 de julio de 1937, que produjo el nocivo efecto de vincular a la Iglesia a los vencedores, presentándola como cómplice de los excesos de éstos tanto en el conflicto como en los primeros tiempos del franquismo.
La España del tardofranquismo, así como la de la transición política se ven marcadas por un acontecimiento esencial, el Concilio Vaticano II, convocado por San Juan XXIII en 1959 que dio un giro no exento de crisis entre los religiosos de la época, aunque también fue el germen de nuevas congregaciones religiosas, como la de las Clarisas de Lerma, reconocidas por Benedicto XVI.
Capítulo aparte merecen el mundo universitario y la cultura, con la Biblioteca de Autores Cristianos, así como el papel de la mujer en la Iglesia y la relación de la Iglesia con los medios de comunicación social. Destacable también el capítulo dedicado a la Iglesia y al Estado, con el Concordato firmado en 1953, con la descripción del mundo y la doctrina de la Iglesia en relación con la política (la democracia cristiana), la economía (el liberalismo económico) y el derecho (derecho canónico de 1917 y 1983).
En la España democrática los acuerdos de 1979, donde se pone de manifiesto que los acuerdos y los contenidos de los mismos no son un problema, sino que el problema lo son las normas de desarrollo y ejecución, así como la Constitución de 1978, en su artículo 16.1 (la libertad religiosa, junto a la ideológica y de culto, se encuentran reconocidas en esta Carta Magna).
Finalmente, y hablamos del presente próximo, el libro también muestra acontecimientos de esta X legistatura que comenzó en 2011, liderada por Mariano Rajoy, que se caracteriza por la eliminación de la asignatura “educación para la ciudadanía”, que cambia de denominación y de contenido, y de la regularización de la controvertida “ley del aborto”, donde el dimitido ministro de justicia, Alberto Ruiz-Gallardón afirmó que el actual sistema de plazos se sustituiría por un “sistema de indicaciones” en 2013.
Dentro de las tareas “pendientes” del s XX para el s XXI destaca el papel de los seglares y el lugar de la mujer en la Iglesia.
Recomendamos su lectura y estudio, a todos los amantes de la Historia y a los estudiosos de los acontecimientos del pasado y porvenir del catolicismo en España, por el rigor y el entusiasmo que se adivina entre líneas y por las claves que se despejan y que permiten adivinar que las raíces de Europa descansan sobre tres colinas: la Acrópolis, el Capitolio y el Gólgota.