Autor del libro: Víctor Pérez Díaz
Editorial: Alianza Editorial, 1993
Víctor Pérez Díaz, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense, doctor en Sociología por la Universidad de Harvard y autor de numerosos libros, nos propone reflexiones que empujan a ir más allá de las palabras, a un despertar de la sociedad civil.
Pero antes de nada es preciso aclarar a qué se refiere Víctor Pérez Díaz cuando dice sociedad civil. Él habla de dos acepciones distintas, una restringida y la otra amplia. Acepción restringida: “ es decir, a instituciones sociales tales como los mercados y las asociaciones voluntarias, y a la esfera pública, que están fuera (de forma plena o mitigada) del control directo por parte del Estado”. En su acepción amplia define el entrelazamiento entre ese tejido de asociaciones, los mercados y el sistema político de una democracia liberal: tres sistemas institucionales que se fusionan y responden al principio unitario de un orden de libertad. En esta acepción el concepto sociedad civil cobra todo su sentido, puesto que la sociedad es “civil”, en tanto sus agentes son ciudadanos. El gobierno (o estado) es limitado, actúa bajo el imperio de la ley.
Según él “el franquismo acostumbró a la pasividad con respecto al hecho público y a la deferencia a los políticos de turno”. También dice que “nuestro problema es que las clases políticas de la democracia dan por sentada nuestra pasividad cívica en lo que respecta a resolver los problemas del país. Y si lo único que hacemos es votar, nuestra virtud cívica se atrofia y desaparece”.
Lo que esta obra trata de hacer es reflexionar sobre la urgencia de limitar la intervención del Estado. Llama a un despertar, no beligerante en ningún caso, a recuperar la voluntad y la confianza de la sociedad civil en sí misma; a un cambio en la relación entre el Estado y la sociedad civil ( a mayor Estado, menor sociedad civil y a menor Estado, mayor sociedad civil); a una profunda renegociación entre ambos. Pero sin nuestro despertar no hay renegociación posible, sólo puede llevarse a cabo si la sociedad desarrolla su capacidad para asumir la responsabilidad que le corresponde en los asuntos comunes. Esa es la vía.