
Por Beatriz Pecker
La historia de este libro “Rumbo a Uganda. En busca de Raá” comienza hace muchos años.
Carlos Pecker es mi hermano, es periodista, realizador de televisión, tiene un don con la cámara pero es, sobre todo, aventurero. Se inició en ese mundo de los viajes increíbles con Miguel de la Quadra Salcedo y ya nunca más ha podido dejarlo. Como él mismo dice: “la aventura es una droga”. Corría el año 1992 cuando Miguel de la Quadra organizó Aventura 92, que más tarde se convertiría en la Ruta Quetzal. Con él, Carlos Pecker recorrió todo el continente americano y esa droga de la aventura, de la libertad, de la curiosidad, del vivir cada momento como algo único, ya no le abandonaría.
Sobre algunos de estos viajes ha escrito Carlos varios libros. En el verano de 2018, ya fallecido Miguel, Carlos se une a otra expedición aventurera organizada por un sobrino de De la Quadra, Telmo Aldaz y se va con él y con un pequeño equipo de monitores, comunicación, cocineras y 116 chicos de entre 16 y 18 años, a Uganda, adentrándose en la selva a machetazos, durmiendo en el suelo con mosquiteras, comiendo lo que compran en los mercados locales y ayudando en misiones y campos de refugiados, recibiendo todo el cariño y las sonrisas de los ugandeses.
.Carlos deja en Madrid el móvil, el ordenador, el reloj… Lleva una pequeña mochila, 2 bolis Bic y un cuaderno donde va escribiendo este libro a lo largo de los 15 días de viaje. A Carlos lo que le gusta es viajar, no llegar a un sitio concreto y así recuerda en el libro el famoso poema de Kavafis:
“Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias….
A lo largo de sus 150 páginas nos cuenta de una manera muy natural, casi como si fuera un relato oral, todo lo que vieron y sintieron en esa Uganda dura pero, al mismo tiempo, afable y bellísima. Nos habla del pasado terrible de ese país que fue famoso por la violencia que impusieron los señores de la guerra y las luchas internas y cómo se ha convertido, en la actualidad, en un país tranquilo que trata de superar los horrores de aquellas guerras y nos habla de la generosidad de sus habitantes que acogen,a pesar de ser un país pobre, a más de 1 millón de refugiados que llegan de Sudán huyendo de su propia violencia. Carlos nos transporta, con su manera de contar, apasionada y sincera, a la sabana para ver esos hermosos animales en libertad, a las noches durmiendo al raso escuchando los gritos de los babuinos y las risas de las hienas, a las impresionantes cataratas Murchinson, a las misas que, en las misiones, son un espectáculo de música y color
El libro se presentó en la Facultad de Ciencias de la Información. Allí se reunieron ponentes, amigos, proyecciones de video, música en directo, mil anécdotas, risas y mucha emoción ya que asistieron muchos chicos de los que participaron en ese proyecto que dio origen al libro de Carlos : Rumbo al Sur.
En esa presentación todos destacaron, por encima de todo, la curiosidad permanente de Carlos, su pasión por conocer. Allí contaron cómo se alejaba para ver un facocero cuando los demás ya no podían tenerse en pie por el cansancio o cómo se levantaba el primero para ver amanecer a orillas del Lago Victoria porque Carlos sigue teniendo la misma curiosidad que cuando empezó a viajar con Miguel de la Quadra Salcedo a quien también rinde su particular homenaje en este libro.