“No nos vendemos bien. Hay más inversión española en Estados Unidos que de Estados Unidos en España”, afirma el embajador de España en Estados Unidos, Ramón Gil-Casares, por lo que espera que haya más claridad con el futuro del euro, puesto que «hay gente muy interesada en invertir en España». Tras el triunfo de Barack Obama en las elecciones estadounidenses, el diplomático española lamenta así que falle la imagen que proyecta nuestro país al exterior.
«Hay 300 empresas españolas en Estados Unidos que emplean de forma directa a 70.000 personas y a 300.000 de forma indirecta, muchas de ellas en sectores innovadores», insiste el embajador español en una entrevista a El Confidencial, en la que asegura que Obama apoya las medidas que ha tomado el Gobierno español. «Ellos tienen una política monetaria un poco más expansiva de la que tienen algunos socios de la Unión Europea, pero son muy comprensivos con la posición española y están mandando mensajes en este sentido», afirma.
Gil-Casares explica que los responsables económicos del Gobierno norteamericano “saben que algunas causas de la crisis son españolas, pero que ahora las dificultades para salir no son tanto nuestras, al pertenecer al euro, con una política monetaria que nuestro país no controla”. Así, concreta que España tiene reuniones en el marco del G20 y en el Fondo Monetario, porque «hay un especial interés por la situación de España», tras señalar el contacto continuo que mantiene el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy,
Además, este diplomático cree que “si España estuviera en una situación tan negativa no tendríamos tantas empresas invirtiendo en EEUU, no tendríamos una estación meteorológica en una misión de la NASA, no estaría la mejor empresa de biotecnología del mundo en materia de plasma, no estaría el mejor banco de la zona euro, las constructoras que hacen autopistas…». «Cuando explicas todo esto, a los americanos les choca”, valora.
No obstante, reconoce que España tiene muchas cosas que aprender de Estados Unidos, como por ejemplo, de su sistema educativo. «Es un país que tiene las mejores universidades del mundo, pero también un buen nivel en Primaria y Secundaria. Aquí los jóvenes saben que tienen que estudiar y no se contempla la historia de que ‘al final al pobre niño hay que aprobarle pase lo que pase’, una cultura que nos ha llevado a la situación en la que estamos”, resume Gil-Casares.